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Historia

Los territorios al sur de la Bahía de Santander han sido históricamente áreas de gran actividad humana, tal y como se manifiesta en los múltiples yacimientos y cuevas con grabados y restos arqueológicos existentes en la zona. Aunque Astillero como Ayuntamiento se constituya en 1800, su historia como lugar de asentamiento se remonta a mucho tiempo atrás, siendo Guarnizo el núcleo de población originario y el que como tal es reconocido en el registro Becerro de las Behetrías de Castilla, manuscrito del siglo XIV que describe la división administrativa de la época.

La presencia de los primeros pobladores en la zona corresponde a etapas muy arcaicas, concretamente desde el Paleolítico Inferior. Celtas y romanos después, también estuvieron presentes en estas tierras atraídos por la explotación del mineral de hierro de Peña Cabarga. Durante la edad media, los habitantes se agruparon en torno al primitivo santuario de Muslera. Punto de encuentro durante siglos de viajeros  y peregrinos jacobeos, la Iglesia de Santa María de Muslera sería cabeza del arciprestazgo de su nombre, en torno al cual se fue formando el poblado de Guarnizo.

El descubrimiento de América concede a Santander importancia inusitada como base marítima y el movimiento de naves en su puerto, la organización de fletes y la construcción de galeones propician la instalación de los primeros Astilleros de la Corona Española en Guarnizo. Gracias a la presencia de grandes bosques, la calidad de la madera de la zona, así como las ventajas del calado de la canal de Guarnizo para la botadura y amarre de los galeones así como por la protección natural que ofrecía este enclave, se construyen muchos galeones para la Armada Real bajo la dirección de Cristóbal de Barros, Superintendente de Fábricas, Montes y Plantíos en la costa cántabra durante el reinado de Felipe II.

La intensa actividad favorecería la construcción de un nuevo astillero a comienzos del siglo XVIII. Ubicado donde la antigua playuca, junto a la Planchada, el incipiente núcleo de población que aquí se instalará será conocido como Barrio del Astillero.

La Armada Española vivirá en el siglo XVIII su mejor época y a ello contribuyó en buena medida el Real Astillero de Guarnizo, especialmente bajo el mandato de Antonio Gaztañeta Iturribalzaga y de su sucesor José Campillo Cossío. El Real Astillero de Guarnizo desarrollará las técnicas más logradas de la navegación a vela siendo modélicas muchas de sus construcciones, figurando los buques “Real Felipe” y “San Juan Nemopucemo” o la fragata “Atocha” entre los más representativos y afamados.

A partir de 1770 empieza a reducirse la actividad naval y la que fuera conocida como “nueva población del Astillero de Guarnizo” inicia los trámites para lograr una administración civil similar a la del resto de las localidades españolas. En 1793 la nueva población del Astillero logra la emancipación de la jurisdicción de Marina  y se constituye como ayuntamiento autónomo.

La economía local encontrará en las propiedades curativas del manantial de La Fuentuca y en la numerosa y selecta colonia de veraneo que aquí se desplaza, un cierto respiro para su situación económica que a principios del siglo XIX era de gravedad hasta el punto de que a finales de siglo, el Ayuntamiento de Astillero está a punto de desaparecer como tal al no contar con suficiente capitalidad y superficie.

Finalmente, previa mediación de D. Venancio Tijero alcalde de Astillero, los vecinos de Guarnizo solicitarán su segregación del Valle de Camargo y su incorporación automática al Ayuntamiento de Astillero. La unión de ambas entidades locales, que hasta la fecha ya compartían parroquia, escuelas y facultativo, se produce definitivamente en 1871.

El nuevo ayuntamiento continuará muy ligado a la evolución de la industria naval, aunque también el comienzo de la explotación masiva del mineral de hierro en la comarca provocará un cambio en la orientación económica en general y quedará reflejada en la idiosincrasia local. El boom de la industria minera se produce en el último tercio del siglo XIX y coincide con el bajón que se produce en la construcción de barcos. Es en esta época cuando se construye el cargadero de mineral, conocido como Puente de los Ingleses, y el tren entre Solía y Astillero.

A medida que crece la actividad industrial en el área de Astillero, se genera un trasvase de familias provenientes de Guarnizo en busca de trabajo y atraídos por los mejores recursos y comodidades. Los nuevos barrios que se irán creando colonizarán el ámbito rural existente rompiendo la estructura tradicional de la localidad, para dar paso a un pequeño asentamiento urbano–industrial, en cierto modo considerado centro administrativo del municipio, manteniendo el territorio de Guarnizo su carácter rural con población dispersa.

El retroceso de la actividad minera comienza con la Primera Guerra Mundial y culmina con la Guerra Civil Española. A partir del primer tercio del siglo XX la actividad naval vuelve a ocupar un primer plano y asistimos al nacimiento de la moderna industria naval que caracterizará la segunda mitad del siglo XX en el municipio, si bien la gran crisis mundial que posteriormente viviría el sector detuviera en cierta medida el constante crecimiento y desarrollo experimentado a lo largo del siglo XX.

El marcado proteccionismo y la intervención pública mantuvieron a flote entre 1940 y 1980 a un sector industrial cada vez más aquejado de serios problemas por la falta de competitividad. La apertura de la economía española a finales la década de los setenta y los esfuerzos por adaptar ésta a los parámetros económicos de los estados miembros de la Comunidad Económica Europea, a la que España se adhirió en 1986, terminó por abrir un proceso de crisis y redimensionamiento en el sector industrial del municipio.

Ante la gran crisis mundial de la industria naval de los años 80, los poderes públicos optaron por potenciar un cambio en la escala de la propiedad industrial, favoreciendo el asentamiento en el municipio de la pequeña y mediana empresa a través del aporte de suelo, lo que se tradujo en la habilitación del Polígono Industrial de Guarnizo, originario de la década de 1970, es una de las áreas industriales más dinámicas de toda la región gracias a su estratégica ubicación geográfica y a la excelente red de comunicaciones de que dispone, y más recientemente, del Parque Empresarial Cantabria.

Este innovador centro empresarial para el desarrollo responde a un planteamiento moderno y acorde con las actuales exigencias del desarrollo sostenible, conjugando la protección ambiental de los recursos naturales con la instalación de modernas instalaciones industriales en un espacio de alto valor ecológico como es Morero.

Igualmente, aunque sin perder su impronta industrial, El Astillero afrontó con éxito la modernización de su tejido económico reforzando los procesos de terciarización que han configurado su estructura productiva con una alta presencia del sector servicios propia de las economías más avanzadas.

La excelencia de estos equipamientos industriales unida a la privilegiada localización de nuestro municipio, dentro del área de mayor dinamismo económico de Cantabria, a la buena red de comunicaciones de que dispone así como al número de servicios de calidad ofrecidos a sus ciudadanos, supone un gran atractivo para la instalación de nuevas empresas y también, de nuevos vecinos proveniente de otros puntos de la región, fundamentalmente de Santander, pero también de los flujos migratorios surgidos tanto dentro como fuera de nuestro país.

En resumen, la entrada del municipio de El Astillero en el siglo XXI ha estado marcada por la adaptación, el dinamismo y el crecimiento, pudiendo afirmar que Astillero en la actualidad es uno de los municipios más dinámicos y activos de la región, en evolución constante y con las dimensiones adecuadas para establecer unas relaciones cordiales de vecindad, así como para facilitar la participación activa de la ciudadanía en las diversas actividades que desde los diferentes ámbitos políticos, sociales y culturales se plantean en el municipio.